Aún aproximando mi edad o el año estaría errando, considerando mi atrofiada memoria. Estoy en la sala del departamento 101 del edificio Montecarlo, acompañado de ese adiposo y bienhechor personaje que es mi papá, y la desgraciada presencia del por ese entonces 'Tío Edwin', grotesco ser de horrible sonrisa que sufre delirios de grandeza. Un sábado o un domingo tal vez, dado el compás de la música y la cerveza. Me despojo de los simpáticos muñequitos adornan mis manos, dispuesto a devorar aquella coronta de choclo que me esperaba, tan sugerente y exquisita, con ese trozo de queso tan rico y el olvidable pedazo de animal muerto flanqueandola sin descanso. Ángel me llama y en el acto cojo el choclo y parto a su encuentro. Él engulle el suyo en su habitación, gran y admirable coloso, mientras me muestra la TV: está grabando "El Imperio Contraataca" en VHS, de Frecuencia Latina. Yoda se concentra y hace levitar el X-Wing del joven granjero de Tatooine. Cierra los ojos y se esfuerza. Luke y yo observamos boquiabiertos. Mi hermano me cuenta un poco, voy receptando la información y decido abandonar al grupo de la sala y comer, aprender, y maravillarme junto a él. La musiquita de 'Función Estelar' nunca fue tan apasionante.
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